¿Cómo me siento? ¿Cómo te sientes?

En estos tiempos de sobreabundancia de información, saturación de demanda en hacer más en menos tiempo, con todas las comodidades básicas, como agua del grifo, lavadora, comida a la vuelta de la esquina, y muchos inventos para hacer más en menos , resulta que hay menos tiempo “para no hacer nada”, algo tan saludable como dar un paseo por la naturaleza y pisar la tierra descalzo, o pararte a preguntarte ¿Cómo me siento?, o a quien tienes a tu lado ¿Cómo te sientes?… Esto también es salud, además de cuidar la alimentación consumiendo alimentos frescos y de temporada, a ser posible de un huerto cercano e ir caminando o en bicicleta a recogerlos, que nos aporta tono muscular ¿Por qué no ocuparnos de entrenar nuestro “tono emocional”? 

De vez en cuando vendría bien preguntarse ¿cómo me siento?, o preguntar al otro ¿cómo te sientes?, puede suceder que ni sepas que responder, pero solo con poner la intención en responder la pregunta, y la atención en observar las sensaciones de tu cuerpo, en estómago, pecho, garganta, llevar las manos a esas zonas del cuerpo, hacerte consciente, esto sana y si además te das el momento y espacio de confianza para liberar posibles bloqueos mejor. Soltar, mover el cuerpo, incluso si necesitas gritar, escribir, dibujar, poner música, bailar, o si esás con otra persona ofrecerle tu escucha con actitud presente.

Es una gran oportunidad, la de ir desarrollando la capacidad de crecer y aprender del dolor y la alegría, de expresar y compartir, aprendiendo de los errores incluso con humor, esta es una cualidad humana inmensa, que se conoce como resiliencia “La resiliencia más que resistir, es aprender a vivir” B. Cyrulnik

Así salimos de la supervivencia grabada en nuestro subconsciente, y que incluso el dolor nos sirva de combustible para avanzar, y esta capacidad es contagiosa. Cuando estamos con otros como espejos nos contagiamos para bien y para mal. Construyendo una red afectiva con nosotros y el mundo, esto fortalece nuestro sistema inmunológico.

Se dice que le dolor es parecido a la creación de la perla dentro de una ostra. Cuando un granito de arena entra en su interior y la agrede, la ostra segrega nácar para defenderse, como resultado crea una joya brillante y preciosa, una perla.

En estos tiempos de sobreabundancia de información, saturación de demanda en hacer más en menos tiempo, con todas las comodidades básicas, como agua del grifo, lavadora, comida a la vuelta de la esquina, y muchos inventos para hacer más en menos, resulta que hay tiempo «para no hacer nada», algo tan saludable como dar un paseo por la naturaleza y pisar la tierra descalzo, o pararte a prguntarte ¿Cómo me siento?, o a quien tienes a tu lado ¿Cómo te sientes? 

Esto también es salud, además de cuidar la alimentación consumiendo alimentos frescos y de temporada, a ser posible un huerto cercano e ir caminando o en bicicleta a recogerlos, que nos aporta un tono muscular ¿Por qué no ocuparnos de entrenar nuestro «tono emocional»?

Es una gran oportunidad, la de ir desarrollando la capacidad de crecer y aprender del dolor y la alegría, de expresar y compartir, aprendiendo de los errores incluso con humor, esta es una cualidad humana inmensa, que se conoce como resiliencia.

“La resiliencia más que resistir, es aprender a vivir” B. Cyrulnik

Así salimos de la supervivencia grabada en nuestro subconsciente, y que incluso el dolor nos sirva de combustible para avanzar, y esta capacidad es contagiosa. Cuando estamos con otros como espejos nos contagiamos para bien y para mal. Construyendo un a red afectiva con nosotros y el mundo, esto fortalece nuestro sistema inmunológico.

Se dice que le dolor es parecido a la creación de la perla dentro de una ostra. Cuando un granito de arena entra en su interior y la agrede, la ostra segrega nácar para defenderse, como resultado crear un ajoya brillante y preciosa una perla. 

A veces es tan fácil como encontrar un momento de “cómo me siento”.
Te invito a la siguiente práctica:

Navega por el universo de las emociones, y si necesitas que otro te escuche que sea con alguien constructivo y nutritivo.

Así que te animo a que incorpores este hábito en tu vida el preguntarte ¿cómo te sientes? o al otro ¿cómo se siente?, Recuperar la medicina de escuchar, agradecer, sonreír, compartir, expresar, ayuda a mejorar la relación contigo y con el mundo.

“Lo que haces hoy, puede mejorar tu mañana”

Pararse a sentir, escuchar… como te sientes.

Gracias por leerme
Movimiento Salud Consciente
Aurora B. Marín

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