Del fuego a la pantalla: cómo ha cambiado nuestro sueño a lo largo de la historia
Del fuego a la pantalla: cómo ha cambiado nuestro sueño a lo largo de la historia Dormir bien es algo natural que la humanidad ha practicado desde sus inicios, pero a lo largo del tiempo hemos ido perdiendo esa relación natural con el descanso. Lo que antes era un proceso guiado por la luz del sol y la oscuridad de la noche, hoy está marcado por pantallas, alarmas y horarios exigentes. En este recorrido por la historia del sueño, veremos cómo hemos llegado a la crisis del descanso que vivimos actualmente. Cuando dormíamos al ritmo del fuego y la naturaleza. Hace miles de años, nuestros antepasados vivían en sincronía con el sol. Se despertaban con la luz del amanecer y se recogían al caer la noche. El ritmo circadiano, ese reloj interno que regula el sueño y la vigilia, era guiado por luz natural. Cuando anochecía, las personas se reunían alrededor del fuego. Contaban historias, compartían experiencias del día y, poco a poco, la oscuridad invitaba al descanso. La luz del fuego era tenue y cálida, similar a la luz del atardecer, lo que ayudaba a que el cuerpo fuera produciendo entre otras sustancias adenosina, avisando de la necesidad de descanso y melatonina avisando de la hora de ir a dormir. El cambio radical: la llegada de la luz artificial Todo cambió con la invención de la bombilla y la llegada de las fábricas. De repente, la noche dejó de ser sinónimo de descanso. Las ciudades comenzaron a iluminarse, el sonido de la sirena que levanta al pueblo para ir a trabajar a la fábrica, que después pasó a ser el despertador en cada mesita de noche, que interrumpe el sueño profundo para ir a picar al trabajo, y acortó el tiempo de sueño. El sueño se convirtió en una necesidad secundaria dentro de un sistema productivo. Ruido, velocidad y un mundo que nunca duerme. Con el avance de la tecnología y el desarrollo de las grandes ciudades, el descanso siguió deteriorándose. El ruido de los coches, los aviones que nos transportan en pocas horas a otros husos horarios, los trabajos con turnos nocturnos, las calefacciones, aire acondicionado, alcohol para olvidarnos de las penas, o ansiolíticos para poder dormir y después necesitamos café para seguir activos, a pesar de seguir cansados, aunque no nos demos cuenta del todo, y a esto se añade la llegada del mundo digital. Sumando factores que han ido desajustando nuestro reloj biológico. El sueño está en peligro de extinción y no se le da importancia El insomnio moderno: una tortura autoimpuesta El sueño es tan necesario que la privación de sueño ha sido utilizada como una herramienta de tortura a lo largo de la historia, porque su impacto en el ser humano es devastador. No dormir bien puede llevarnos al límite de la resistencia física y mental. Aunque en la vida cotidiana no estemos sometidos a interrogatorios o torturas físicas, muchas personas viven una privación de sueño crónica sin darse cuenta, con las pantallas y tecnología, alarmas y horarios estrictos, estrés y ansiedad, mundo activo 24 horas /7 días. Lo que antes se usaba como un castigo hoy lo vivimos como una elección inconsciente, pero el daño a la salud es el mismo: afecta casi todos los sistemas del cuerpo, problemas cognitivos, impacto en el corazón, desequilibrio emocional, sistema inmune debilitado, agotamiento, ansiedad, depresión, etc. Los beneficios de un sueño reparador Vivir respetando el ciclo natural del día y la noche junto al biorritmo personal, es un pilar de salud con grandes beneficios: Mayor claridad mental Más energía y mejor estado de ánimo. Un sistema inmunológico fuerte. Equilibrio hormonal y del peso. Reducción del riesgo de enfermedades crónicas. Y sobre todo energía y vitalidad para desarrollar tus proyectos, y poder disfrutar con mayor bienestar de la vida. Volviendo a nuestros ritmos naturales Recupera la sabiduría ancestral que reside en tus células y transforma cada noche en un momento de reflexión y calma. Exponerte más a la luz natural durante el día, respetar horarios regulares de sueño, en especial al atardecer cuida tu entorno con luces cálidas, aromas relajantes, suelta preocupaciones, favorece la conversación, música y/o lectura agradable, convierte cada noche en momentos de más en paz contigo y tu entorno. Para ello dentro de tu ritmo de vida encuentra tu rutina nocturna, y es que al cerebro le encanta las rutinas y costumbres. Esto es un proceso que paso a paso puedes ir incorporando, póntelo fácil y transforma tus noches en un verdadero descanso reparador para que puedas disfrutar del día.
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